Suecia, nuestro país

Suecia (en sueco, Sverige), oficialmente Reino de Suecia (en sueco, Konungariket Sverige), es un país escandinavo de Europa del Norte que forma parte de la Unión Europea (UE). Limita al norte con Noruega y Finlandia, al este con Finlandia y el golfo de Botnia, al sur con el mar Báltico y al oeste con el mar del Norte y Noruega. Tiene fronteras terrestres con Noruega y Finlandia, y está conectado a Dinamarca por el puente de Øresund. Su ciudad más poblada es Estocolmo, que es también la capital.

Con una extensión de 450 295 km², es el quinto país más grande de Europa. En 2016, contaba con poco más de 10 millones de personas, con una densidad de población de solo 22 hab/km², similar a otros países de su entorno. Cerca del 84 % de los habitantes vive en zonas urbanas.

La Suecia moderna surgió de la Unión de Kalmar en 1397 y de la unificación del país por el rey Gustavo Vasa en el siglo XVI. En el siglo XVII, amplió sus fronteras para formar el Imperio sueco. La mayor parte de los territorios conquistados fuera de la península escandinava se perdieron durante los siguientes siglos. La mitad oriental de Suecia, constituida por la mitad oriental de Norrland y Österland, se perdió frente a Rusia en 1809. Desde 1814, no ha participado en ningún conflicto bélico y ha mantenido una política exterior de paz y neutralidad en tiempos de guerra.

Gobierno y política

Suecia es una monarquía constitucional, en la cual el rey Carlos XVI Gustavo es el jefe de estado, pero su poder real está limitado solo a funciones ceremoniales y oficiales. Su gobierno está dividido en tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.

  1. El poder legislativo lo detenta el Riksdag (el parlamento sueco), que según la constitución sueca es la autoridad suprema del gobierno. Está conformado por 349 miembros, los cuales eligen al primer ministro, quien a su vez dirige los ministerios. Las elecciones parlamentarias se llevan a cabo cada cuatro años, en el tercer domingo de septiembre.
  2. El poder ejecutivo lo ejerce el primer ministro, el gabinete y el rey. El poder judicial cuenta con un organismo de regulación llamado Lagrådet (Consejo de Leyes), que tiene la facultad de examinar la constitucionalidad de las leyes y las decisiones del gobierno, aunque sus resoluciones no son obligatorias; sin embargo, su labor tiene pocas consecuencias en la política nacional.
  3. El poder judicial lo representan el Tribunal Supremo de Suecia y los tribunales inferiores. La Corte Suprema es la tercera y última instancia en todos los casos civiles y criminales; está conformada por dieciséis consejeros de justicia o justitieråd, a los que designa el poder ejecutivo. Esta corte es una institución independiente del primer ministro y del parlamento, por lo que el gobierno no puede interferir en sus decisiones.

Economía

La economía de Suecia es una economía mixta orientada principalmente a la exportación y al comercio internacional. El estado de bienestar sueco se ha asentado sobre la concepción de que el Estado es responsable de proveer bienestar, en las políticas de desarrollo del pleno empleo y de una red de servicios públicos universales. Considerada por el Banco Mundial y por el Fondo Monetario Internacional como una «economía avanzada», actualmente su PIB nominal alcanza los 444 585 millones de dólares. Por lo tanto, cuenta con un moderno sistema de distribución, suficientes comunicaciones externas e internas y una fuerza de trabajo especializada. La madera, la energía hidráulica y el hierro constituyen la base económica del país, junto con el sector de ingenierías, que aporta el 50 % de la producción y exportaciones. Las telecomunicaciones y la industria automotriz y farmacéutica son también de gran importancia. La agricultura cuenta con solo el 2 % de la fuerza de trabajo.

Algunas de las empresas suecas más importantes son IKEA, Intersport, Ericsson, Electrolux, Saab, Sandvik, Securitas, Scania, Spotify o Volvo.

Idioma

El idioma más hablado en el país es el sueco, una lengua germánica muy similar al danés y al noruego, pero con diferencias en lo que respecta a pronunciación y ortografía. El sueco es comprensible para noruegos y daneses, aunque para los segundos es un poco más difícil que para los primeros. Además, cuenta con otros cuatro idiomas reconocidos como minoritarios: el meänkieli, el sami, el romaní y el yidis.